Todos tenemos preferencias distintas al momento de consumir café. Hay quienes anhelan una taza con leche y espumosa, otros optan por algo dulce como el chocolate o simplemente un espresso. Pero en lo que estamos de acuerdo (la mayoría) es en añadir azúcar en el café o edulcorantes, una práctica que se ha hecho durante siglos y sigue más vigente que nunca.
Este hábito que no ha conquistado a los amantes del café de la tercera ola, está muy lejos de desaparecer en un futuro cercano. De acuerdo a una encuesta realizada, se descubrió que el 50% de la población estadounidense, continúa endulzando su bebida.
Sabemos lo que te estás preguntando: ¿Es realmente bueno añadir azúcar al café? ¿De dónde viene esto? O ¿Por qué es tan común? Todas estas y otras preguntas serán contestadas a lo largo de este artículo, así que, te invitamos a seguir leyendo y descubrir más sobre ello.
Orígenes del azúcar en el café
Aunque no lo creas, la relación entre el azúcar y el café es de casi 500 años. Por lo que, no resulta para nada nuevo mezclarlos.
En la Europa del siglo XVI, consideraban al azúcar y el café como grandes lujos. Esto era debido a que este último estaba recién llegado a estas tierras y solo las clases adineradas de la época podían deleitarse con aquella bebida. Los granos de aquel entonces eran de baja calidad, por lo que su sabor no era del todo agradable. Es por eso que se ponía algo de azúcar para suavizar el amargo e intenso sabor de la taza.
Afortunadamente, las bebidas con azúcar y cafeína como el té y el café, se convirtieron más económicas y accesibles con el paso del tiempo.
De hecho, se pudo conocer gracias a un artículo de NPR, que consumir café con un toque de azúcar era un lujo que estaba al alcance de cualquier persona, durante el siglo XVI. Incluso era la opción favorita de trabajadores de todos los gremios, ya que esta aportaba una buena dosis de energía, con la que sobrellevaba sus extensas jornadas.
Una relación que iba más allá
Hasta el siglo XVIII la mezcla de azúcar y café, eran bastante populares. Pues, para ese mismo año salió la primera tostadora de café a gran escala. Algo que probablemente le aportó a los tostadores, un control más limitado sobre el tueste.
Aunque para ese momento, el tueste era mecánico, es posible que se continuara añadiendo azúcar para suavizar los intensos sabores, producto de la imprecisión.
El café instantáneo se popularizó en el siglo XX, lo que nadie sabe es que existe una posibilidad de que se hayan producido con granos económicos, generalmente de la variedad Robusta. Estimulaban, eso sí, a los consumidores añadir azúcar.
Expertos en el tema, señalan que el azúcar es capaz de suprimir la acidez y el amargor de los granos, puesto que, tras equilibrar sus ácidos, se pueden detectar otros sabores en la taza.
¿Cómo funciona con el café de especialidad?
Puede que el azúcar en el café, sea hábito que se mantenga vigente. Sin embargo, el mundo de la especialidad se ha mantenido al margen de esto. Muchos bebedores de café de especialidad optan por consumir su bebida sin leche y por supuesto, sin azúcar.
La razón de esto es que la mayoría piensa que tanto el azúcar como la leche, opacan los verdaderos sabores del café. Es decir, las notas sutiles, delicadas o complejas, propias de la bebida. Por otra parte, están quienes aseguran que el azúcar y el café, depende en gran parte de la bebida, la ocasión y el estado de ánimo.
Algunos expertos coinciden en que las bebidas con leche, saben mucho mejor con azúcar, ya que, esto es lo que le da un toque especial y lo hace más atractivo al paladar.
También está el grupo que apoya, en que la miel y los siropes saborizados, son una excelente alternativa, por ser considerados más saludables que el mismo azúcar. Diego Rosas de Cafés de Costa Rica, revela que cuando quiere disimular un mal sabor en el café, decide añadir leche. Mientras que si algún consumidor quiere añadir azúcar al café que él preparó, asegura que no lo juzgaría, ya que la intención es disfrutar de la bebida.
Entonces, ¿el azúcar es malo para el café?
Añadir azúcar al café, puede que escandalice a una buena parte de los consumidores. Esto se debe a que la producción del mismo es un proceso que puede tardar meses e incluso años, especialmente los granos de especialidad, que es un trabajo bastante arduo.
Para explicarlo mejor, en el mundo de la especialidad cada paso que se da, se basa en ofrecer los mejores sabores del café, pues, cada uno es único. Estos son influenciados por la variedad (arábica) el uso de los fertilizantes, el suelo donde se hizo la cosecha, altura, sombra, por nombrar algunos factores. Posteriormente, el tostador es quien se encargará de seleccionar un perfil de tueste, el que considere que resaltará las cualidades del café. Por último, el barista es quien hallará la receta adecuada para así sorprender al consumidor.
Cómo verás un proceso bastante extenso y complicado, que podría verse arruinado por el simple hecho de poner algo de azúcar. Tal y como lo detallamos más arriba, esta opacaría algunas notas, cambiar el balance de sabor y dar por resultado un café más dulce.
Para un barista un café siempre será perfecto, hasta que se le añade azúcar. Ellos consideran que la taza no sería la misma. Pero ante los ojos del consumidor, la historia será distinta.
En resumen, la manera de consumir el café siempre va a depender de los gustos de cada cual. Por ejemplo, si eres un barista no podrás prohibirles a los amantes del azúcar colocarle un poco a su taza. Aunque, puedes sugerir amablemente probar la bebida sin este ingrediente, a ver si decide agregar endulzantes o que termine por agradecerte el gesto y tomarlo solo. El objetivo es disfrutar de un buen café, siempre y cuando sea en grano y recién molido. De esta manera estamos aportando al cuidado del Planeta, apoyando a las familias cafetaleras y deleitando una bebida de calidad.
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