En los distintos lugares del mundo, la manera de disfrutar el café casi siempre es distinta. Este es el caso de México, donde lo hacen de una forma poco convencional, ya que acostumbran añadir una serie de especie hasta dar como resultado: El café de olla. Este es servido en una taza de arcilla, de la que proviene su nombre. Se trata de una bebida con mucha carga histórica y que recomendamos probar en algún momento.
Esta bebida surgió hace algunas décadas atrás, gracias a los soldados que participaban en la Revolución Mexicana, a comienzos del siglo XX. Estos cogieron una olla de arcilla y mezclaron café con algunas especias, para mantenerse calientes durante las largas y frías noches, en los campos de batalla.
Actualmente, el café de olla sigue siendo una de las opciones favoritas de los mexicanos. Pues, cómo no serlo si este marca un antes y un después en la historia de su país. Así que, si quieres saber más sobre esta bebida con personalidad, te invitamos a seguir leyendo y descubrir si será tu nueva meta como consumidor.
¿Cómo nace esta preparación?
El café no es un producto nuevo en México, debido a que, desde finales del siglo XVIII ya existían algunos cafetales. En la actualidad, ocupa la novena posición como uno de los países productores de café a nivel mundial. Incluso es uno de los principales importadores de Estados Unidos.
Volviendo a la historia, hasta la fecha no se sabe con exactitud el cómo ni cuándo nació el café de olla. Pero cuenta la leyenda que esto tuvo lugar durante la Revolución Mexicana, en 1910, tal como lo señalamos unos párrafos más arriba.
Hay quienes cuentan que las adelitas, que eran las mujeres de la revolución, acostumbraban a preparar café para los soldados. A la bebida le añadían especias y algo de azúcar, con el objetivo de mantener a los milicianos calientes y alertas, por las noches. Se dice que probablemente, consumían café viejo y rancio, por lo que, hacían estas mezclas para mejorar su sabor. Sin embargo, es algo que no se puede confirmar, ya que no existe información al respecto.
¿De dónde viene su nombre?
No tiene muchas vueltas. Al prepararse en una olla de arcilla, decidieron nombrarlo de esta forma.
Era el utensilio perfecto, pues, al estar hecha de un material como la arcilla permitía que la bebida se mantuviera caliente por más tiempo. Otra de las cualidades es que, por ser porosa, aportaba al café ese sabor terroso que resulta muy agradable en boca.
El café de olla es 100% mexicano
Se trata de una preparación que tiene una carga histórica y cultural bastante fuerte. Para los mexicanos, el café de olla va más allá que una simple bebida con cafeína y especias, puesto a que, consideran que representa la unión familiar, tradición y comodidad.
Durante siglos, el cultivo de café siempre ha estado presente en la cultura mexicana. Según los datos históricos, la matriarca de cada núcleo familiar, se encargaba de supervisar las cosechas, desde el momento de la plantación hasta la cosecha y venta de los granos. Una tradición que continúa vigente en todo el país, donde las familias caficultoras sacan adelante la producción con pocos recursos. Este es un trabajo arduo que vale la pena, tras ofrecer cafés de excelente calidad.
De hecho, hay caficultores que adoptan distintas modalidades para resaltar del resto. Por ejemplo, están los que tuestan y después muelen el café con un utensilio de piedra, a la que bautizaron como matate o molino de maíz. Luego, consumen el café de manera más tradicional: En olla.
Bajó su consumo entre las nuevas generaciones
Los mexicanos se caracterizan por ser ciudadanos regionalistas, arraigados a su cultura. A pesar de que platos tan típicos como los tacos, el pozole, las enchiladas o el mole, siguen siendo los favoritos, no ocurre lo mismo con el café de olla. Esto se debe a que cada vez son más las personas que dejan las tradiciones a un lado y se inclinan por cosas nuevas como las variedades (arábica, robusta, liberica, por nombrar algunos), el origen y la puntuación dentro de la escala de la Specialty Coffee Association (SCA). Estos aspectos evidencian la llegada de la tercera ola.
Según Jorge Rodríguez Reyna, chef, investigador y tostador de café mexicano afirma que esto es bastante válido. Puesto que refleja que los consumidores tienen un mayor interés por todo lo relacionado al mundo cafetalero. Pero aún así, considera que esto sería mucho mejor si se equilibra esto con las tradiciones.
Algunas cafeterías han dejado de servir el café de olla con la misma frecuencia de años atrás. La idea es tratar de conservar esta preparación, y poder compartirlo con las futuras generaciones. Incluso el consumo de café entre los jóvenes mexicanos ha disminuido considerablemente ya que se han inclinado por bebidas con altos niveles de azúcares que al final del día son poco saludables.
Gran parte de estos chicos, ven con malos ojos al café de olla al etiquetarlo como viejo y nada provocativo. Pero lo que no saben es que se trata de una preparación con un buen valor gastronómico.
¿Cómo preparan el café de olla?
De acuerdo con Jorge Rodríguez Reyna, asegura que no existe una receta específica de cómo prepararlo. Al tratarse de una bebida tradicional, cada familia le da su toque personal y que, por lo general, varía dependiendo de las regiones.
El también cofundador de MUMO, una plataforma de investigación donde se estudia y promueve el patrimonio cultural de México, destaca que las abuelas acostumbran a tener sus propias preparaciones del café de olla a la que posteriormente, se las trasmite a la generación siguiente junto con otras recetas.
Aunque todas las preparaciones sean distintas, muchas coinciden en añadir canela, clavos, caña de azúcar sin refinar (piloncillo) y el ingrediente estrella, el café. Mientras que en el sur del país, suelen colocar cáscara de limón o naranja, y anís, lo que le da un toque muy peculiar a la bebida.
Ahora bien, la forma tradicional de hacerlo consiste en hervir agua con una rama de canela y otras especias antes de poner el café. Pero hay recetas en que los pasos son diferentes. Por ejemplo, en la ciudad de Veracruz, proceden a envolver en un paño el azúcar, el café molido y las especias, para luego sumergirlo en agua hirviendo hasta extraer la bebida como si de un té se tratase. Al finalizar la preparación, se añaden las cáscaras de cítricos.
Cuando la bebida ya está lista, se deja reposar por unos minutos antes de ponerla en la olla.
El hecho de que algo sea tradicional, no quiere decir que deba consumirse o servirse de alguna manera en especial. Lo que realmente importa es deleitarse y disfrutar de las cualidades de nuestras tazas, en este caso, el café de olla. Así que, si tus próximas vacaciones tienen como destino México, no dudes ni un segundo en probar esta maravillosa bebida, conectarte un 100% con su cultura y tradiciones, te podemos asegurar de que será una de las mejores cosas que harás durante tu visita.
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